miércoles, 21 de abril de 2010

Entrañables


Así eran la mayoría de nuestros momentos.
Ayer hablando con mi hermana me dijo que Irene se parecía mucho hablando a ti, en el tono, no en la forma, me decía: "Así como Marteta, que cuando hablaba parecía que me reñía!!" Yo me reía porque me acordaba de oírte hablar, y no es que tuvieras mala leche ni que estuvieras riñendo a nadie, sino que estabas tan segura de lo que decías que ese era el tono que utilizabas. A mí me pasa un poco igual, así que siempre me ha parecido perfecto.
También me dijo "Te puedes creer que aún soy incapaz de asimilarlo?" Claro que me lo creo, me pasa a mi también.
Y es que mi hermana te quería mucho, te admiraba mucho. Usa CH por ti. Un día que viniste a mi casa a que te dejara un bolsito negro me dijo "Qué guapa Marta, y qué bien huele, qué perfume gasta?" Ibas con un traje de chaqueta todo blanco y pelo en el cuello, creo que era el día de la defensa del MBA, aunque no estoy segura. Igual era el bautizo de algún sobrinito...El caso es que a veces me sorprende que mi hermana se acuerde tanto de ti, porque no hay día que nos veamos que no te nombre.

Marta, echo mucho de menos esos cafés los sábados después de tu siesta, la que no perdonabas nunca, esas horas en las que no se te podía llamar porque si lo hacías si que ibas a ver a una Marta enfadada, la siesta era la siesta. Yo a veces lo hacía, me encantaba picarte de vez en cuando. Esos cafés eran los momentos donde nos lo contábamos casi todo, charrábamos sin cesar, cotilleábamos lo que no está escrito...hablábamos de todo y de nada.

Un beso amiga.