¡¡Anda que te cortabas!!!
Esos son los cuernecitos de marras que me comprastéis el día de mi despedida, y que no me dejabas quitarme ni a la de tres, pero qué pesada, me estaba despeinando y tú erre que erre, "¡Que no te los quites! " me decías.
Recuerdo que esa noche te quisiste sentar a mi lado porque era LA DESPEDIDA DE TU AMIGA ELENA. Yo me partía de risa, nana, y es que se te llenaba la boca cuando lo decías. Cada amiga tiene unas cosas, pero tú eras especial para elevar al máximo la palabra amistad. En algunas ocasiones hemos hablado de ello, discrepábamos en algunos puntos pero en el fondo nosotras sabíamos que éramos inseparables, y lo seguimos siendo. Algún día volverá a ser como siempre.
Un beso amiga.
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