Porque sigo teniendo los vaqueros doblados como tú me los doblaste, porque sigo usando la bolsa de ropa delicada que tú me remendaste, porque me lavo la cara cada día con la cada vez mas gastada esponja que me dejaste en Roma, porque tengo tu cuadro favorito de Klimt en mi escalera, porque nunca te devolví el foulard gris, por todas esas veces que me llevaste y me recogiste del aeropuerto, por ese bote de foie que fue lo último que me diste y que sigue en mi nevera sin abrir, por esas tardes de fútbol aparcando mal y camelándote a la policía, por esas noches en Singles y en Café Valencia hablando de trabajo y pasando de lo que nos rodeaba, por tu miedo a los taxis, por aquella cena mágica en una terraza en el Trastevere lloviendo a cántaros donde nos conocimos de verdad, por esas veces que me secabas el pelo super profesional, por aquel desayuno en pijama en un hotel en París, por las decenas de Domingos que viniste a casa a ver L’Alqueria Blanca, por los tuppers de caldo que te daba para que no cenaras donettes, porque te recuerdo mucho en aquella tienda de Honfleur donde te compraste aquel vestido de seda rosa, porque hemos llorado y reído juntas, por ese roscón de reyes que el último año trajiste a casa mi madre, por ese vestido que teníamos igual,… y por miles de cosas Marta que compartimos y que nos hubiera gustado compartir y ya nunca podremos.. NUNCA TE OLVIDARÉ, siempre te tendré presente en mi vida y siempre te querré. Un beso preciosa.
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