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Hola princesa, se acaba mi primera semana de vacaciones y sé que me has acompañado cada segundo de ellas, pues seguro las hubiésemos disfrutado juntas.
Hoy he leído que perdonar te hace descansar, bueno sí parte de razón tiene, el perdón es el mejor descanso para seguir viviendo, pero: Quién tiene derecho a destrozar vidas y familias? entonces debemos perdonar?
Yo no sé si tengo fuerza o razón suficiente para perdonar, la inconsciencia, la maldad, la violencia, no sé primi, creo que no estoy en condiciones de perdonar a quien hace el mal, sabiendo que lo está haciendo, a quien quita vidas sabiendo que lo que hace pone en peligro a la gente que es feliz, que va por la carretera tranquila, a cualquiera.
Perdón, perdón pido yo a no poder perdonar a quien te alejó de mi lado, y si, vivo con un peso enorme encima, el peso de no poder hacer nada más que conformarme con que no estés, por qué? tantas y tantas veces sale a relucir mi por qué, tantas y tantas veces sigo pensando en esa persona que te apartó de mi lado.
Me gustaría saber, qué pensaba? por qué iba en dirección contraria? qué pretendía? y si sería consciente de lo que ha hecho, del dolor que ha dejado en dos familias y amigos que seguimos queriendo que volváis y que sabemos que es imposible.
Perdonar, está vez no está en mi mano, está en la tuya, está en la vuestra, está en las personas a las que no ha dejado seguir viviendo en este mundo que no para de girar.
Soy incapaz de tener una explicación razonable para el comportamiento del que mata, del que viola, del delincuente, del maltratador, y mucho menos tengo una explicación para quien te quitó de mi lado.
Hoy miraba el mar, nuestro mar, al que tantas tardes y mañanas hemos ido juntas, el que tantas risas y confidencias nos guardará para siempre, y pensaba: Primi no quiero despedirme de ti, no quiero vivir sin ti y sé que tengo que hacerlo, y sé que algún día dejaré que te vayas, y sé que algún día otra Marta me hará tan feliz como tú y me ayudará a que mi pena se convierta en añoranza y alegría a la vez y cada vez mi llanto irá menguando pero tu hueco nadie lo podrá suplir.
Siempre juntas, siempre primis.
Hola Marta
ResponderEliminarVeo lo que escribe tu prima y me da mucha pena. Pena no por ella, sino por no saber qué decirle para que no pase tan malas horas. Impotencia por no saber qué decirle ni cómo aplacar aunque sólo sea un rato, su tristeza y su añoranza.
Hace unos años, leí un libre que se llamaba El Cruzado. Buscaré el autor para quien quiera pueda leerlo. Fue una buena experiencia este libro. En algunos de sus párrafos hacía una reflexión profunda sobre el significado del perdón. De lo que significaba el perdón para el protagonista de la historia, un cruzado de las cruzadas. Y lo que decía es totalmente aplicable a los tiempos de hoy.
Al final la conclusión que yo saqué fue que para perdonar de corazón, se necesita olvidar el daño causado. Si superas y olvidas el dolor causado consigues perdonar del todo al que causó tu dolor.
Muy pocas veces en mi vida he necesitado recordar estas reflexiones y perdonar de corazón y cuando por fin lo he conseguido, mi corazón se ha liberado por completo.
Se que las situaciones pueden ser diferentes, pero al final los sentimientos no lo son tanto.
El tiempo (a pesar de lo retórico de la expresión), es un gran aliado para mitigar los malos sentimientos y ayuda a levantar un poquito cada día la cabeza.
Tiempo, tiempo y calma y al final acabará llegando. Por que las personas de buenos sentimientos y con nobleza de corazón acaban por ver la luz y se liberan y miran al frente con optimismo y alegría. Y yo se que todos los que te querían y que ahora que añoran, encontrarán ese día. Y lo se porque yo misma estoy convencida de que me llegará ese día y no está lejos.
Anima a tu prima Marta y a tus padres y tus hermanos y dales fuerza en los malos momentos como tu sabías hacer.
Ánimo Irene que siempre acaba saliendo el sol.
Un abrazo fuerte
Penélope
gracias Penélope, de corazón y de verdad gracias muchas gracias por tus palabras y tu ánimo
ResponderEliminarte espero pronto en valencia, estaré encantada de teneros aqui cerquita conmigo, Alfonso tb ha prometido venir.
unbesazo
Merce Castro ha publicado en su blog unas palabras interesantes sobre el perdón:
ResponderEliminardomingo 4 de julio de 2010
EL PODER SANADOR DEL PERDÓN
Nada nos deja con más paz que perdonar. Perdonar es como soltar un peso enorme y volver a respirar ligeros y aliviados. Perdonar es magnífico: modifica la química de nuestro organismo, diluyendo la adrenalina que provoca la rabia y el resentimiento, eleva los niveles de seretonina, la hormona de la alegría y la felicidad, niveles que suelen decaer cuando tenemos una deuda pendiente -con nosotros mismos o con los demás-, y cuando nos sentimos ofendidos y humillados. Sí, perdonar es fantástico, pero difícil. ¿Por qué cuesta tanto perdonar? El alma no tiene problemas con el perdón; sabe que los errores forman parte del aprendizaje, que todos somos iguales y que la maldad es simplemente ignorancia, que la vida es eterna y que tarde o temprano todos alcanzamos el conocimiento y el amor absoluto y que, precisamente, lo que consideramos errores o agravios, son grandes oportunidades para avanzar, para conseguir más luz. El alma sabe que el plan es perfecto, que todo tiene un sentido, que las coincidencias no existen, que nada pasa por qué sí. El alma sabe todo eso y mucho más. ¡Es imposible ofender al alma! Al que le cuesta soltar es al ego. El ego está compuesto de juicios y prejuicios, de verdades, de razón… Nos ayuda a ser lo que somos, es una buena armadura, nos ha protegido en innumerables batallas pero, sobre todo a partir de la segunda mitad de la vida, hay que atarle en corto y quitarle el control. Porque si el ego manda, nos sobrarán razones y verdades y nos faltará paz y armonía.
Para estar en paz con el mundo y con uno mismo hay que estar dispuestos a cuidar con cariño a la niña o niño heridos que todos llevamos dentro.
Nuestro bienestar depende de nosotros mismos, no está en manos de nadie ni de nada. El poder, el don de elegir perdonar o perdonarnos, es nuestro.
Merce Castro ha publicado en su blog unas reflexiones interesantes sobre el perdón:
ResponderEliminardomingo 4 de julio de 2010
EL PODER SANADOR DEL PERDÓN
Nada nos deja con más paz que perdonar. Perdonar es como soltar un peso enorme y volver a respirar ligeros y aliviados. Perdonar es magnífico: modifica la química de nuestro organismo, diluyendo la adrenalina que provoca la rabia y el resentimiento, eleva los niveles de seretonina, la hormona de la alegría y la felicidad, niveles que suelen decaer cuando tenemos una deuda pendiente -con nosotros mismos o con los demás-, y cuando nos sentimos ofendidos y humillados. Sí, perdonar es fantástico, pero difícil. ¿Por qué cuesta tanto perdonar? El alma no tiene problemas con el perdón; sabe que los errores forman parte del aprendizaje, que todos somos iguales y que la maldad es simplemente ignorancia, que la vida es eterna y que tarde o temprano todos alcanzamos el conocimiento y el amor absoluto y que, precisamente, lo que consideramos errores o agravios, son grandes oportunidades para avanzar, para conseguir más luz. El alma sabe que el plan es perfecto, que todo tiene un sentido, que las coincidencias no existen, que nada pasa por qué sí. El alma sabe todo eso y mucho más. ¡Es imposible ofender al alma! Al que le cuesta soltar es al ego. El ego está compuesto de juicios y prejuicios, de verdades, de razón… Nos ayuda a ser lo que somos, es una buena armadura, nos ha protegido en innumerables batallas pero, sobre todo a partir de la segunda mitad de la vida, hay que atarle en corto y quitarle el control. Porque si el ego manda, nos sobrarán razones y verdades y nos faltará paz y armonía.
Para estar en paz con el mundo y con uno mismo hay que estar dispuestos a cuidar con cariño a la niña o niño heridos que todos llevamos dentro.
Nuestro bienestar depende de nosotros mismos, no está en manos de nadie ni de nada. El poder, el don de elegir perdonar o perdonarnos, es nuestro.
Perdona Irene. El comentario ha salido en doble. Creo que puedes tú misma borrar el duplicado.
ResponderEliminarCon este envío sólo pretendo ayudarte un poquito a mitigar tu dolor y que tu alma, con la ayuda de tu querida Marta, vaya recuperando la paz después de un golpe tan duro y, así, a primera vista, tan "imperdonable"